Desde el puerto de Acapulco, el periodista de Animal Político Manu Ureste informa que la situación sigue siendo delicada sobre todo en las colonias donde hace falta agua y alimentos.
En el sexto día del paso del devastador huracán Otis con categoría 5, empiezan a llegar pipas de agua y reparto de víveres a colonias como la Icacos, pero va lento y es mucha la gente afectada.
Destacó que sí hay entrega de víveres por parte del ejército, pero lo hace de manera lenta y la necesidad es mucha.
Refirió que pudo recorrer varias colonias, entre ellas la colonia Providencia, en la parte alta montañosa de Acapulco, donde las familias están desesperadas por la falta de ayuda porque no ha llegado de manera masiva el ejército.
Refirió que algunas personas tienen que caminar distancias muy largas para conseguir alimentos, agua, medicamentos.
Manu Ureste dice que también se necesita ayuda psicológica para las personas que perdieron todo.
En las colonias la gente está desesperada porque el complicado el acceso y las autoridades no pueden llegar rápido a la zona, el sol está muy fuerte y las distancias son muy largas, hace falta mucha agua potable.
Le tocó constatar la situación de los centros comerciales, que han quedado en escombros y zonas debilitadas a punto de caer, pero la gente se atreve a ingresar a la zona derrumbada para conseguir comida entre los escombros.
Señaló que aunque hay cocinas para brindar alimentos, le cantidad es insuficiente para llegar a todos los afectados, la autoridad está rebasada, destacó.
Asimismo, la lista de desaparecidos empieza a aumentar, es el caso de una familia que busca a su hermana que estaba en una embarcación trabajando.
Refirió que en la colonia Icacos algunas personas murieron aplastadas por una barda.
Es devastador huracán dijo que afectó no sólo la costera y zona hotelera pero también las colonias de Acapulco.
Aunque la cifra oficial de muertos es de 45, la gente reporta que hay personas entre los escombros, por lo que el número podría aumentar.
Asimismo, dijo que el jueves que llegó a Acapulco, unas 24 horas después del paso de Otis pudo constatar el saqueo de tiendas, no sólo se llevaban alimentos, también televisores, refrigerados, colchones; la gente perdió todo y decían que las cosas al menos les servirán para venderlas o canjearlas por alimentos. No se justifica pero tampoco podemos juzgar el actuar de las personas que están en un momento de sobrevivencia.
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